Un nuevo estudio del Imperial College de Londres y el Centro de Soluciones para el Aire, el Clima y la Energía de la Universidad Carnegie Mellon, publicado en el revista médica PLOScalcula que más de 30.000 muertes en EE.UU. en un solo año pueden atribuirse a causas relacionadas con la contaminación atmosférica, como resultado directo de las partículas en suspensión.
Las partículas en suspensión en el aire, como las PM2,5, suelen ser las más peligrosas para la salud humana, debido a su prevalencia y a su tamaño microscópico, que les permite penetrar en el torrente sanguíneo y causar daños celulares de gran alcance.
Aunque en Estados Unidos se han observado mejoras de la calidad del aire en las últimas décadas, el estudio aboga por una normativa aún más estricta para salvar decenas de miles de vidas. Las directrices actuales de la EPA estadounidense para una "buena" calidad del aire son una media anual de PM2,5 de 12µg/m³; la directriz de la OMS está estrechamente alineada con ésta, con una media anual de PM2,5 de 10µg/m³. Los nuevos resultados revelan que unas normas más estrictas podrían tener importantes beneficios para la salud pública.
Mapa de las ciudades estadounidenses y su correspondiente nivel de concentraciones medias anuales de PM2,5 en 2018. El color "azul" indica que estas localidades cumplían la directriz de la OMS de 10µg/m³ para la contaminación atmosférica por PM2,5. A pesar de las directrices de la OMS, se afirma que ningún nivel de contaminación atmosférica por PM2,5 es "seguro".Para hacer estimaciones sobre la mortalidad y la reducción de la esperanza de vida como consecuencia de la contaminación por PM2,5, los investigadores analizaron las tendencias de la calidad del aire entre 1999 y 2015, en 750 estaciones de vigilancia, además de los datos espaciotemporales de registro civil y población de los Estados Unidos contiguos. A continuación, los datos se ajustaron mediante un modelo estadístico para tener en cuenta otros factores determinantes de la mortalidad.
Con este método, el estudio descubrió que Contaminación atmosférica por PM2,5 que superaba la concentración más baja observada de 2,8 μg/m3, era responsable de casi 30.000 muertes en EE.UU.. Aproximadamente 15.612 de las cuales eran mujeres (intervalo de credibilidad del 95%: 13.248-17.945) y 14.757 eran hombres (12.617-16.919). Además, concluyó que estas muertes redujeron la esperanza de vida nacional en unos 0,15 años para las mujeres y 0,13 años para los hombres.
Los Ángeles fue la ciudad con la mayor pérdida de esperanza de vida debida a la contaminación atmosférica por partículas. Mientras que los condados de menor renta de todo el país observaron estadísticamente más muertes relacionadas con las PM2,5 que los condados de mayor renta.
La pérdida de esperanza de vida por PM2,5 en los condados superó el mínimo observado de 2,8 μg/m3, en 2015. Calidad del aire en Los Ángeles se atribuye a la mayor pérdida de esperanza de vida de EE. UU. (Crédito: Imperial College London)No cabe duda de que la reducción de la contaminación por partículas en las últimas décadas ha reportado importantes beneficios para la salud pública. El estudio afirma que los niveles actuales de contaminación atmosférica siguen amenazando a las comunidades, sobre todo a las más pobres, y aumentan el riesgo de problemas cardiovasculares.
El autor principal del estudio, Majid Ezzati, de la Escuela Imperial de Salud Pública, concluye lo siguiente, "reducir la norma sobre PM2,5 por debajo del nivel actual probablemente mejore la salud de la nación estadounidense y reduzca las desigualdades sanitarias".
A la vista de estas conclusiones, puede que haya llegado el momento de reevaluar nuestras normas sobre aire limpio para establecer unos Estados Unidos más sanos y equitativos.
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