Científicos hallan miles de millones de partículas de contaminación atmosférica en el corazón de los habitantes de Ciudad de México

Estas partículas ultrafinas, o nanopartículas, son liberadas por una amplia gama de fuentes de contaminación, como los tubos de escape de los vehículos, los sistemas de frenado y la industria. Los científicos advierten de que la exposición a estas partículas ricas en metales parece estar directamente asociada a una inflamación temprana y significativa del corazón y a daños cardiacos.

"Resulta especialmente sorprendente que estos resultados se hayan obtenido en niños muy pequeños y adultos jóvenes, lo que indica la precocidad de estos importantes daños cardiacos y la probabilidad de que se produzcan más y mayores daños cardiacos en etapas posteriores de la vida", afirma una de las científicas principales, la profesora Barbara Maher, de la Universidad de Lancaster, en el noroeste de Inglaterra.

Los investigadores de México, Reino Unido y Estados Unidos examinaron los corazones de 72 personas de entre tres y 32 años. Un total de 63 de los corazones procedían de residentes de la zona metropolitana de Ciudad de México, un área con casi 25 millones de habitantes, más de 50.000 industrias y 5,5 millones de vehículos.

Coches en Ciudad de MéxicoLa zona metropolitana de Ciudad de México tiene 5,5 millones de vehículos

Los 63 adultos y niños estaban clínicamente sanos pero murieron en accidentes de tráfico. Sus corazones se compararon con los de nueve personas que habían vivido en zonas no especificadas de otros lugares.

El sitio estudio publicado en la revista Environmental Research descubrió que los corazones de los habitantes de Ciudad de México contenían hasta 22.000 millones de nanopartículas magnéticas, es decir, entre dos y diez veces más partículas ultrafinas que los de los sujetos de control.

"Parece que estas partículas pueden pasar muy fácilmente de los pulmones al torrente sanguíneo y luego al corazón, y a las estructuras subcelulares, como las mitocondrias, que son clave para suministrar la energía necesaria para que los músculos del corazón bombeen", declaró el profesor Maher a AirVisual News.

Además, estaban presentes en las mitocondrias del corazón más joven examinado, el de un niño de 3 años.

Profesora Barbara MaherProfesora Barbara Maher, del Centro de Medio Ambiente de la Universidad de Lancaster

Los investigadores afirman que el estudio "avanza sustancialmente los argumentos a favor de los esfuerzos globales para reducir la exposición a la contaminación atmosférica por partículas" y ofrece argumentos a favor de la regulación de las partículas ultrafinas.

La profesora Lidia Morawska, directora del Laboratorio Internacional de Calidad del Aire y Salud de la Universidad Tecnológica de Queensland y asesora de la Organización Mundial de la Salud, afirmó que el estudio respalda otros trabajos que relacionan el aire sucio con efectos sobre la salud.

La profesora Morawska, que no estaba vinculada al estudio, afirmó que éste "se ha sumado al conjunto de publicaciones que vinculan estrechamente la exposición a la contaminación atmosférica y la salud, y ha aportado nuevas pruebas para la ciudad de México y sobre los aspectos de la contaminación atmosférica raramente medidos (nanopartículas)".

"Por lo tanto, respalda la necesidad urgente de mitigar la contaminación atmosférica", añadió.

En la actualidad, países como Estados Unidos regulan las partículas finas como las PM2,5, que ya se asocian a riesgos para la salud a corto y largo plazo, entre ellos un mayor riesgo de muerte prematura por enfermedades cardiacas y pulmonares. Las PM2,5 tienen un diámetro inferior a 2,5 micras, o la trigésima parte de un cabello humano, y cuando se respiran pueden ser absorbidas por el tejido pulmonar y pasar de los pulmones al torrente sanguíneo.

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