Los recientes incendios forestales de Washington y Oregón se han cobrado ya 900.000 hectáreas calcinadas, lo que los convierte en los mayores de la historia del estado de Washington. Los daños incluyen propiedades destruidas, miles de animales y personas desplazadas, una calidad del aire peligrosa para los miembros de la comunidad y, lo más lamentable de todo, la pérdida de tres valientes bomberos (Seattle times, 2015).

Con índices de calidad del aire superiores a 200, es importante comprender el impacto continuado que los incendios forestales de Washington pueden tener en la salud.

El humo de los incendios forestales es una mezcla de gases y partículas finas que se produce cuando se quema materia orgánica y madera (EPA, 2015). La concentración de gases y partículas depende de diversos factores, como la intensidad del incendio, el viento y los materiales quemados. El mayor riesgo para la salud del humo se presenta en forma de partículas finas (PM 2,5). Estas partículas microscópicas tienen la capacidad de introducirse en los ojos y los pulmones, causando toda una serie de problemas de salud, desde ardor en los ojos, mareos y enfermedades respiratorias hasta enfermedades cardiovasculares a largo plazo (EPA, 2015).

Dado que el viento tiene la capacidad de transportar el humo a grandes distancias, las autoridades sanitarias estatales han advertido de que el humo de los incendios de Washington podría aumentar los problemas de salud de los habitantes de aproximadamente 11 condados (Robinson, 2015).

Mientras tanto, a nivel local, los funcionarios públicos vigilan periódicamente la calidad del aire y mantienen informadas y asesoradas a las comunidades. Sin embargo, un obstáculo inicial para conseguir datos puros sobre la calidad del aire es llevar estaciones de control a las zonas rurales donde se están produciendo los incendios (Lewis, 2015). Para ello, el Servicio Forestal de EE.UU. ha desplegado redes móviles de vigilancia de la calidad del aire para recopilar datos importantes sobre la contaminación atmosférica (Lewis, 2015). Esta información se envía a continuación al Estado, para que este pueda comunicarla a la población.

Para aquellos preocupados por la contaminación del aire en su pueblo o ciudad - el consejo de Calidad Ambiental en América recomienda lo siguiente:

1. Consulte los sitios web de vigilancia para crear conciencia de las concentraciones de contaminación atmosférica en su zona - evite las zonas con altas concentraciones.
2. Quédese en casa cuando los niveles de AQI sean altos. Cierre todas las puertas y ventanas. Utilice un filtro para recircular el aire en su sistema de calefacción/refrigeración.
3. Evite realizar actividades extenuantes al aire libre cuando haya humo.
4. Si es posible, utilice una mascarilla respiratoria N-95 cuando esté al aire libre.

Se estima que los incendios pueden seguir ardiendo hasta mediados de octubre, cuando las temperaturas más frescas y las lluvias otoñales podrían combinarse para apagarlos definitivamente.

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