Noticias de extremos opuestos de la nación ilustran esta semana la preocupación constante por los camiones y autobuses que emiten gases diésel.
En Temecula, California, los ciudadanos y las autoridades se preocupansobre las futuras emisiones de gasóleo relacionadas con una nueva cantera propuesta en 135 acres junto a la interestatal 15, cerca de la frontera con San Diego.
Los partidarios de la cantera afirman que el proyecto crearía puestos de trabajo muy necesarios. Pero los críticos siguen dudando de la promesa de la empresa de utilizar modernos motores de camión que cumplan las estrictas normas federales sobre emisiones de óxido de nitrógeno y partículas.
Los miembros del ayuntamiento de Temecula se muestran escépticos sobre el cumplimiento de las normas, a pesar de las garantías de la empresa de que exigirán a las empresas de camiones que certifiquen que las emisiones de los camiones se ajustan a las nuevas normas de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos.
Más de 400.000 motores diésel han sido adaptados para cumplir las nuevas normas de la EPA, y los nuevos motores pueden reducir las emisiones hasta en un 90%, según la EPA.
Del mismo modo, la agencia se centra en los autobuses escolares, animando a las empresas de autobuses a ralentí menos y el uso de nuevas tecnologías de motor para reducir las emisiones.
Las emisiones de los autobuses también preocupan a la "señorita Penny Morton", de 69 años, de East Baltimore (Maryland). Morton culpa a su vecino de al lado -un depósito de autobuses metropolitanos- de la muerte prematura de decenas de lugareños por cáncer o problemas cardiacos y respiratorios.
Según The Baltimore Sun, está difundiendo un cartel con los nombres y rostros de 60 personas que, según ella, han sido víctimas de la contaminación atmosférica procedente de la estación de autobuses en los últimos 20-30 años.
Los investigadores han estudiado el aire del barrio de Morton y han descubierto que los niveles diarios de contaminación por partículas no superan los límites federales, aunque los niveles de dos semanas estaban ligeramente por encima de los umbrales federales de seguridad.
Pero un investigador de la Universidad Estatal de Ohio afirmó que la combinación de la contaminación atmosférica y el estrés causado por fuentes como la contaminación acústica puede tener un potente efecto combinado.
"Si a los gases de escape de los motores diésel se suma el estrés de la población, el riesgo de contraer enfermedades es mayor", declaró al Sun.
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