Cómo las embajadas de EE.UU. avanzaron en la vigilancia del aire en Asia Central (Parte 3 de 4)

Asia Central se enfrenta a una creciente crisis de salud pública debido a la contaminación atmosférica. En 2024, Tayikistán se clasificó como el sexto país más contaminado del mundo, lo que pone de manifiesto la urgente necesidad de disponer de datos fiables y de un aire más limpio.

Las ciudades de Asia Central se enfrentan con frecuencia a niveles peligrosos de calidad del aire debido a la quema de carbón para cocinar y la calefacción doméstica, las emisiones industriales, el tráfico de vehículos, las frecuentes tormentas de polvo y la escasa normativa medioambiental (1)(2). Estas fuentes de contaminación atmosférica tienen importantes consecuencias para la salud de los residentes y contribuyen a los crecientes problemas medioambientales de la región.

En los últimos años, el Departamento de Estado estadounidense ha intentado contribuir a mejorar la concienciación regional sobre la calidad del aire. Empezando por Astana, Kazajstán y Tashkent, Uzbekistán, las embajadas de EE.UU. en Asia Central empezaron a instalar monitores de la calidad del aire durante la pasada década para ayudar a mejorar los resultados sanitarios de la región (3)(4). Estos monitores de calidad reglamentaria proporcionaron datos independientes y en tiempo real sobre la calidad del aire, colmando así una laguna crítica en una región donde la vigilancia gubernamental de la calidad del aire suele ser escasa o inexistente.

Los datos de calidad del aire de las embajadas se convirtieron en una herramienta inestimable para evaluar los niveles de contaminación y conocer los riesgos medioambientales a los que se enfrentan las poblaciones locales, una herramienta que ahora está en peligro, ya que EE.UU. se prepara para eliminar este programa a escala mundial.

Cómo la vigilancia de las embajadas de EE.UU. marcó la diferencia

Como se señala en el Informe sobre la calidad del aire en el mundo 2024, los países de Asia Central llevan mucho tiempo luchando contra la falta de vigilancia de la contaminación atmosférica en tiempo real, lo que dificulta a gobiernos, activistas y ciudadanos el seguimiento de los niveles de contaminación y la defensa de políticas eficaces de aire limpio. Sin datos fiables de monitores de calidad del aire, el verdadero alcance de la contaminación atmosférica seguía siendo en gran medida invisible, lo que complicaba los esfuerzos para abordar el problema. Esto era especialmente cierto en el caso de contaminantes como PM2,5, que son partículas finas de 2,5 micras o menos. Las PM2,5 son especialmente nocivas, porque son lo bastante pequeñas para penetrar profundamente en los pulmones y el torrente sanguíneo, lo que provoca problemas respiratorios, cardiopatías y un aumento de la mortalidad.

Ciudades como Almaty, Kazajstán, Tashkent, Uzbekistán, y Bishkek, Kirguistán, se ven profundamente afectadas por la mala calidad del aire, sobre todo en invierno, debido en parte a la quema de carbón para calefacción doméstica y a las inversiones térmicas que atrapan los contaminantes en los valles y estribaciones de la región. La necesidad de datos precisos y en tiempo real se hizo urgente tanto para comprender la magnitud del problema como para abogar por el cambio.

En respuesta, las embajadas del Departamento de Estado de EE.UU. instalaron monitores de calidad del aire en capitales clave de Asia Central, proporcionando datos en tiempo real sobre contaminantes como las PM2,5. Estos datos se pusieron a disposición del público, lo que permitió a las autoridades de EE.UU. obtener información más precisa sobre la calidad del aire. Estos datos se hicieron públicos, lo que permitió a las comunidades locales, las ONG y los investigadores conocer mejor los niveles de contaminación y los riesgos para la salud asociados (5). Con esta nueva transparencia, los datos sobre la calidad del aire de las embajadas estadounidenses se convirtieron en un recurso esencial para los medios de comunicación locales, lo que aumentó la concienciación pública y la cobertura del urgente problema de la contaminación atmosférica.

Aumentar la experiencia y la defensa locales

El Departamento de Estado de EE.UU. se basó en los esfuerzos de defensa de la salud financiando a ONG locales de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán para desarrollar la experiencia local en el control de la calidad del aire y la elaboración de políticas (6). Esta iniciativa formó a expertos en calidad del aire de toda la región, dotándoles de los conocimientos necesarios para medir contaminantes, analizar datos, aumentar la concienciación local sobre la calidad del aire y abogar por políticas de aire limpio.

Aunque las leyes sobre calidad del aire en Asia Central siguen estando poco desarrolladas, el programa de formación y la creciente concienciación sobre la contaminación atmosférica contribuyeron notablemente a la evolución de la normativa medioambiental de la región, y los activistas locales han visto resultados en los últimos años.

Lentas mejoras de la calidad del aire y retos en Asia Central

En los últimos años, algunas ciudades de Asia Central han experimentado modestas mejoras en la calidad del aire. Kazajstán, por ejemplo, ha avanzado en la reducción de las emisiones de sus centrales eléctricas de carbón y está empezando a retirar progresivamente los vehículos más viejos y contaminantes en favor de los eléctricos (7)(8).

En 2024, Uzbekistán anunció planes para implantar normas nacionales de calidad del aire, una plataforma de vigilancia y una aplicación móvil (9). En 2025, el Senado de Uzbekistán aprobó una ley que multa a las empresas constructoras por no reducir la arena y el polvo de las obras (10).

Sin embargo, a pesar de estos cambios positivos, muchas ciudades de Asia Central siguen luchando contra la mala calidad del aire. La fuerte dependencia del carbón para la producción de energía, la contaminación industrial y los anticuados sistemas de transporte siguen siendo retos importantes. Las tormentas de polvo, sobre todo en Uzbekistán y Turkmenistán, también contribuyen a los peligrosos niveles de contaminación.

Algunos gobiernos de la región carecen aún de sistemas integrales de control y aplicación de la calidad del aire, esenciales para hacer un seguimiento de los niveles de contaminación y garantizar una aplicación eficaz de las políticas. Por ejemplo, el Departamento de Estado de EE.UU. alberga los principales monitores de calidad del aire en Ashgabat, Turkmenistán y en Bishkek (Kirguistán), y apenas se dispone de otros sistemas de control de la calidad del aire en ninguno de los dos países fuera de sus respectivas capitales.

Campaña estadounidense sobre la calidad del aire en Asia Central

En 2020, Estados Unidos lanzó una amplia campaña de concienciación sobre la calidad del aire en Asia Central, utilizando emisiones de televisión y las redes sociales para llegar a una amplia audiencia y sensibilizar sobre los peligros de la contaminación atmosférica. La campaña llegó con éxito a 11 millones de personas a través de la televisión, suscitando un amplio debate sobre la contaminación atmosférica y sus consecuencias para la salud (11).

La cobertura mediática de los datos de la embajada sobre la calidad del aire desempeñó un papel fundamental a la hora de situar la contaminación atmosférica en el primer plano de los debates sobre salud pública en la región. El aumento de la visibilidad de la contaminación atmosférica contribuyó a que la opinión pública presionara para que se introdujeran cambios en las políticas, y varios gobiernos de Asia Central reconocieron la urgente necesidad de una normativa más estricta y de sistemas de control de la calidad del aire más sólidos.

A pesar de esas garantías, los monitores de calidad del aire de las embajadas se consideran cruciales para mantener la responsabilidad y la precisión. Por ejemplo, el monitor de la embajada en Dushanbe, Tayikistán, es considerado esencial por los activistas medioambientales para conocer la calidad del aire de la ciudad, ya que temen que los funcionarios del gobierno puedan estar incentivados para restar importancia a la crisis de la calidad del aire (12).

El fin de la vigilancia de las embajadas y su impacto

El Departamento de Estado de Estados Unidos anunció su intención de poner fin a su programa de control de la calidad del aire en las embajadas de todo el mundo a finales de marzo de 2025. El Departamento cita el coste como factor. Dado que los datos del Departamento de Estado han desempeñado un papel fundamental a la hora de proporcionar información independiente y en tiempo real sobre la contaminación atmosférica, se trata de una decisión que ha suscitado preocupación entre investigadores y defensores; el coste real de la transmisión de datos es de "apenas decenas de miles de dólares al año", según un investigador (13). En la escala de gastos de financiación de los gobiernos, es una inversión relativamente pequeña que ayuda a asegurar la buena voluntad en los países anfitriones, reduciendo los costes de salud pública y protegiendo a los trabajadores y las familias de las embajadas.

La eliminación de estos monitores en las embajadas dificultará la comprensión de las fuentes de contaminación atmosférica y sus implicaciones para la salud, así como el éxito de la política en favor de un aire más limpio en la región. Los activistas medioambientales, que a menudo han sido objeto de persecución gubernamental, perderán un apoyo crucial y datos fiables que respalden sus esfuerzos por lograr cambios (14).

Conclusión

La vigilancia de la calidad del aire realizada por el Departamento de Estado de EE.UU. ha sido decisiva para concienciar sobre la contaminación y abogar con éxito por políticas de aire limpio en Asia Central. Los datos independientes proporcionados por estos monitores de calidad reglamentaria han permitido a las comunidades locales, los expertos y las ONG abogar por cambios significativos en las políticas y mejoras en la calidad del aire. No tiene mucho sentido dejar de publicar datos, sobre todo cuando estos monitores de la calidad del aire han mejorado la salud pública en sus países de acogida y, como señalan los investigadores, ya se han amortizado (15).

Mientras otros se esfuerzan por colmar la creciente laguna en materia de calidad del aire, el Departamento de Estado aún tiene una oportunidad: restablecer el acceso a los datos financiados con fondos públicos procedentes de monitores que ya han demostrado su valor como apoyo a la diplomacia estadounidense en el extranjero. Esto ayudaría a mantener la calidad del aire como una prioridad compartida por gobiernos y ciudadanos, y apoyaría la mejora continua de las políticas en toda Asia Central.

La próxima semana: En nuestra última entrega de esta serie de cuatro partes, aprenderemos sobre la desfinanciación. la vigilancia de la calidad del aire en las embajadas de EE.UU. y sus consecuencias globales. ¿Se ha perdido las entregas anteriores? Empiece por cómo la Departamento de Estado de EE.UU. inició un movimiento ecologista chino y vea cómo embajadas estadounidenses defienden la calidad del aire en África.

La solución número uno para la limpieza del aire de su hogar.

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