Los atentados terroristas del 11-S en el World Trade Center de Nueva York dejaron una huella indeleble en el mundo. Es un acontecimiento que dio origen a un profundo viaje de recuperación, descubrimiento y recuerdo. El Taller del Museo del 11-S, fundado por Gary Marlon Suson, resume este viaje en un espacio compacto de 1.000 metros cuadrados situado en el bullicioso Meatpacking District de Nueva York.
Una reflexión sobre la resistencia y la recuperación
Apodado el "pequeño museo más grande de Nueva York", el 9/11 Museum Workshop ofrece una experiencia íntima y profundamente conmovedora, sumergiendo a los visitantes en la realidad de los esfuerzos de recuperación de la Zona Cero.
Pero esta experiencia de inmersión escondía una preocupación silenciosa: la mala calidad del aire resultante de la liberación de gases químicos de los artefactos históricos.
Preocupación por la calidad del aire
Cuando el Taller del Museo del 11-S empezó a recibir visitantes, se presentó un nuevo reto. Los artefactos de la Zona Cero desprendían sustancias químicas y partículas que perjudicaban gravemente la calidad del aire en el espacio reducido. Esto dificultaba que los visitantes, el personal y el propio Suson (que padece problemas respiratorios asociados a su trabajo en la Zona Cero) respiraran y pasaran tiempo en el museo cómodamente, por no mencionar los riesgos para la salud a largo plazo asociados a respirar aire contaminado. Algunos miembros del personal empezaron a sufrir dolores de cabeza incluso después de pasar poco tiempo en el museo.
Estaba claro que si el museo quería seguir ofreciendo su experiencia inmersiva e íntima, había que mejorar la calidad del aire. Suson dijo: "Se lo debemos a nuestros visitantes y al personal, y a los recuerdos de aquellos a quienes honramos aquí, garantizar que nuestro museo no sea sólo una experiencia informativa y conmovedora, sino también un entorno seguro."
IQAir al rescate
Para resolver estos problemas, el museo recurrió a IQAir. Los expertos de la empresa evaluaron los problemas específicos de calidad del aire del museo y proporcionaron una solución doble con sus avanzados purificadores de aire: el Serie GCX ChemiSorber y el HealthPro Plus. El ChemiSorber utiliza filtros de carbón activado para eliminar los contaminantes gaseosos, tales como compuestos orgánicos volátiles (COV), mientras que el HealthPro Plus utiliza la tecnología HyperHEPA para eliminar partículas ultrafinasbacterias y virus. Estos dos purificadores de aire, trabajando conjuntamente, han mejorado significativamente la calidad del aire dentro del museo.
Tanto los visitantes como el personal han notado la diferencia. En palabras de Suson: "Cuando entras, no es aire muerto. Es fresco y limpio. Se nota la diferencia. Cuando la gente pregunta, les hablamos de IQAir. Demuestra responsabilidad".
Impacto de las soluciones de aire limpio de IQAir
Los purificadores de aire de IQAir han tenido un impacto significativo en las operaciones del museo, y esta implicación va más allá de la simple mejora de la calidad del aire; se ha convertido en una parte integral de la misión del museo de preservar y compartir este capítulo vital de nuestra historia.
Suson explica: "La tecnología de IQAir nos ha dado la garantía de que todo el mundo está seguro y respira aire limpio. Ha reforzado significativamente nuestro compromiso de ofrecer una experiencia segura y envolvente a nuestros visitantes."
Al igual que el museo honra la resistencia y los sacrificios de los trabajadores de Rescate y Recuperación del 11-S, los purificadores de aire IQAir trabajan diligentemente entre bastidores, garantizando que estas importantes historias puedan compartirse en un entorno seguro y limpio. Es un testimonio del poder de la tecnología al servicio de la memoria, demostrando que incluso frente a la tragedia y las dificultades, la innovación y la determinación pueden garantizar que sigamos aprendiendo del pasado y honrándolo.
"IQAir apoya nuestra misión de compartir esta parte crucial de la historia de una manera que es a la vez respetuosa con el pasado y consciente de la salud de nuestros visitantes presentes y futuros".
Un museo sin igual
Gary Marlon Suson, fundador del museo y fotógrafo oficial en la Zona Cero para el FDNY, imaginó un espacio que permitiera al público comprender cómo era estar en primera línea con los bomberos del FDNY y los equipos de recuperación. Suson había pasado siete meses en el interior del World Trade Center tras los atentados, y aquella experiencia que le cambió la vida se convirtió en el catalizador para crear el Taller del Museo del 11-S.
Inspirado por una visita a la Casa de Ana Frank en Ámsterdam, Suson se sintió motivado para diseñar un pequeño museo similar que encapsulara los relatos visuales y auditivos de la Zona Cero. Quería crear una memoria viva que perdurara. Como él dice: "En mi visita a la Casa de Ana Frank, vi cómo una historia de profundo valor y resistencia podía preservarse en un espacio pequeño e íntimo. Sentí la llamada a crear algo similar para la Zona Cero". El tiempo que Suson pasó como fotógrafo oficial en la Zona Cero también influye en la misión del museo: "He aprendido que las imágenes y los objetos dicen mucho. Trascienden el tiempo y se convierten en símbolos perdurables de nuestra historia común".
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