Los gases de escape de los reactores, mediante una reacción química catalizada por la luz solar, se transforman en partículas ultrafinas contaminantes a un ritmo mucho mayor de lo que se pensaba, según un nuevo estudio.
A raíz de este estudio, los aeropuertos con aviones a reacción parados podrían ser objeto de un mayor escrutinio como fuentes de contaminación local.
"Nos dejó boquiabiertos", dijo Allen Robinson, investigador principal del equipo de la Universidad Carnegie Mellon que publicó la investigación en la revista "Atmospheric Chemistry and Physics".
Los investigadores determinaron que los gases de escape de los motores a reacción, en presencia de la luz solar, se transforman en peligrosas partículas contaminantes ultrafinas a un ritmo 35 veces superior al que emitían originalmente los motores y 10 veces superior al de los modelos informáticos.
"Los modelos que no tengan en cuenta esta transformación probablemente infravalorarán la contribución de las emisiones de los aviones a la contaminación local y regional", concluyó el equipo de investigación.
El aumento de las partículas contaminantes se observó sobre todo a bajos niveles de carga, cuando los motores están al ralentí. Este hecho podría aumentar la preocupación por la calidad del aire cerca de los aeropuertos más grandes, donde los aviones a reacción permanecen al ralentí durante periodos más largos.
Es probable que el estudio genere una mayor atención al papel de los aeropuertos como fuente importante de contaminación atmosférica local, especialmente a pocos kilómetros del aeropuerto.
Las investigaciones anteriores habían medido las emisiones de los reactores, pero nunca habían tenido en cuenta la acción de la luz solar sobre las emisiones.
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