Una nueva investigación ha descubierto partículas minerales tóxicas -conocidas como magnetita- en el cerebro de personas que vivían en zonas muy contaminadas de México y el Reino Unido. Las partículas, de menos de 2 micras de diámetro, se han relacionado en otros estudios con la enfermedad de Alzheimer.
La nueva investigación, realizada por la Universidad de Lancaster (Reino Unido) y publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences, sugiere que la magnetita puede llegar directamente al cerebro tras ser inhalada. Aunque la magnetita puede aparecer de forma natural en el cerebro humano, el tamaño y la forma de las partículas descubiertas en el estudio indicaban que procedían de una fuente como las partículas de la carretera. Algunas de las partículas tenían un diámetro inferior a 0,005 micras, lo que las convierte en unas de las partículas más pequeñas que existen.
¿Qué es la magnetita?
Las partículas de magnetita son una forma mineral de hierro altamente magnética y se sabe que están presentes en la contaminación atmosférica. La magnetita se ha encontrado en palomas mensajeras, salmones migratorios e incluso murciélagos, y se cree que desempeña un papel en su orientación direccional.
En el cuerpo humano, la magnetita puede causar estrés oxidativo y alterar la función celular. El tipo de enfermedad celular que resulta de la exposición a la magnetita coincide con el daño celular presente en el Alzheimer. Por este motivo, los científicos creen que puede haber una conexión, aunque por el momento no existen pruebas directas que relacionen el mineral con el Alzheimer.
Los investigadores creen que el punto de entrada de la magnetita hallada en el cerebro humano fue el bulbo olfatorio, situado en la parte superior de la nariz. En ese punto de la nariz no hay barrera hematoencefálica, señalaron los investigadores. Desde este lugar, las partículas pueden llegar fácilmente a otras partes del cerebro.
Otros contaminantes atmosféricos y el Alzheimer
Aunque aún se desconoce el mecanismo exacto por el que la contaminación atmosférica podría contribuir al desarrollo del Alzheimer, varios estudios anteriores han hallado una asociación entre el Alzheimer y otros contaminantes atmosféricos distintos de la magnetita.
Un estudio, cuyos resultados se publicaron en el Journal of Alzheimer's Disease en 2015, encontró un aumento del 138% en el riesgo de Alzheimer por cada incremento de 4,34 microgramos por metro cúbico de exposición a PM2,5 durante un período de años. El estudio concluyó que la exposición a largo plazo a niveles de ozono y PM2,5 por encima de las normas actuales de la EPA de Estados Unidos está asociada a un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
Cómo reducir su exposición a la magnetita
Dado que se determinó que las partículas de magnetita identificadas en el estudio de la Universidad de Lancaster procedían muy probablemente de partículas contaminantes de la carretera, reducir su exposición a la contaminación atmosférica del tráfico es probablemente la mejor forma de protegerse contra la respiración de magnetita. He aquí algunos consejos sobre cómo puede hacerlo.
- Evite hacer ejercicio cerca de zonas con mucho tráfico. Según la EPA de EE.UU., la mayor concentración de contaminantes del tráfico suele darse a menos de 500-600 pies de una carretera principal. Cuando haga ejercicio al aire libre, procure circular por senderos y carreteras menos transitadas.
- Quédese en casa cuando los niveles de contaminación del aire sean elevados. Consulte regularmente las previsiones diarias de contaminación atmosférica en su zona. Cuando el aire sea malo, limite el tiempo que pasa al aire libre, sobre todo cerca de carreteras muy transitadas.
- Limpie el aire interior. Los sistemas portátiles o centrales de limpieza del aire pueden reducir significativamente la concentración de contaminantes en el aire interior que respira. Por ejemplo, un purificador de aire de alto rendimiento como el IQAir HealthPro Plus puede eliminar incluso las partículas de magnetita más diminutas del aire antes de que puedan ser inhaladas.
También es importante formar parte de la solución a la contaminación atmosférica en lugar de ser parte del problema. Nuestras actividades diarias y nuestro estilo de vida pueden marcar la diferencia. Por ejemplo, ir al trabajo andando, en bici o compartiendo coche ayuda a reducir los contaminantes de la carretera. Utilizar los autobuses, el metro, el tren ligero y los trenes de cercanías también ayuda. Para más ideas sobre cómo ayudar a reducir la contaminación del tráfico cerca de donde vives y trabajas, visita www.epa.gov.
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