En un día típico de enero en la ciudad siberiana de Krasnoyarsk, el sol sale a las 9 de la mañana y se pone a las 4 de la tarde, con apenas 6 horas de luz. Las temperaturas permanecen bajo cero, a veces hasta 50 grados bajo cero. Mientras tanto, la poca luz solar que recibe la ciudad en estos meses de invierno puede quedar bloqueada por una niebla tóxica impenetrable, un estado que el gobierno ha denominado "modo de cielo negro".¹

Aunque es una ciudad hermosa, el paisaje montañoso de Krasnoyarsk y su ubicación en la cuenca del río Yenisei la sitúan en desventaja para dispersar las emisiones contaminantes. El smog generado por el transporte y la industria local, principalmente tres centrales eléctricas de carbón y una de las mayores plantas de fundición de aluminio del mundo, suele quedar atrapado en la atmósfera, creando una densa bruma. Los voraces incendios forestales también contribuyen a la peligrosa calidad del aire de la región.²

En algunas ocasiones, la bruma puede llegar a ser tan densa que impide que la luz del sol llegue a la ciudad. Durante estos periodos de oscuridad inducida por la contaminación, se recomienda a los residentes que permanezcan en sus casas y abandonen la ciudad si es posible.

Igor, un joven padre de familia que vive en Krasnoyarsk, empezó a interesarse por la contaminación atmosférica al considerar el impacto que la niebla tóxica, visiblemente espesa, podía estar teniendo en sus hijos. Insatisfecho con la calidad de las lecturas del Estado, trató de tomar cartas en el asunto midiendo él mismo las condiciones exteriores.

Equipado con un AirVisual Pro Igor pudo confirmar sus sospechas de que las lecturas de la calidad del aire notificadas por el Estado a menudo no reflejaban las condiciones reales. Su motivación pasó entonces a ser aumentar la concienciación en toda la ciudad sobre los niveles de contaminación atmosférica medidos y los riesgos asociados, y acabar con la complacencia del gobierno en este asunto con una comunidad comprometida de residentes preocupados y pruebas respaldadas por datos sobre el problema.

Al principio, la plataforma AirVisual captó las lecturas de Igor y las compartió con los residentes a través de una página de Instagram dedicada al proyecto. Con publicaciones diarias de los niveles de calidad del aire en tiempo real y el hashtag #красноярск (Krasnoyarsk en ruso), Igor pudo llegar a los residentes de la ciudad y poner de relieve las malas condiciones de la calidad del aire.

Tras varios meses de divulgación activa e intercambio de datos, creció el interés y la demanda de datos más detallados. Sin embargo, con fondos limitados para financiar todo el potencial del proyecto, Igor se dirigió a sus seguidores de Instagram en busca de apoyo. Mediante un enlace a un sitio web de crowdfunding en su biografía de Instagram y pidiendo ayuda a la comunidad, pudo conseguir financiación para 13 dispositivos adicionales, así como encontrar nuevos hogares para las estaciones en distritos de toda la ciudad.

En la actualidad, Igor y su Comunidad Nebo no ven la hora de detenerse. Utilizando la API gratuita del dispositivo, que comparte de forma inalámbrica los datos medidos en un formato JSON codificable, Igor ha desarrollado su propio sitio web local de informes, con funciones avanzadas de datos y opciones para el seguimiento de la financiación de los distritos para nuevos monitores.

Con la impresionante cifra de 20.000 seguidores en Instagram, aproximadamente una de cada 50 personas de Krasnoyarsk (con una población aproximada de un millón de habitantes) sigue activamente la cuenta de Igor para obtener información vital sobre las condiciones al aire libre.

Recientemente, el Gobierno ha respondido a las demandas de los ciudadanos anunciando que tomará medidas para reducir las emisiones locales y mejorar la calidad del aire en toda la ciudad.³ Aún está por ver si estas declaraciones se traducirán en políticas efectivas, pero parece que la era de la autocomplacencia ha llegado a su fin.