El recién elegido alcalde conservador de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha eliminado las restricciones al tráfico por aire limpio de la ciudad, conocidas colectivamente como "Madrid Central". Se trata de un giro de 180 grados en la normativa, en clara contradicción con la orientación de otras grandes ciudades europeas.

Las restricciones de "Madrid Central" establecían zonas de la ciudad en las que se prohibía la circulación de coches con emisiones elevadas y bajo consumo de combustible, y todos los demás vehículos debían pagar tasas de entrada. La política fue introducida por la anterior alcaldesa liberal, Manuela Carmena, en un esfuerzo por cumplir las normas de aire limpio de la Unión Europea, tras la advertencia de que calidad del aire de Madrid no cumplía los objetivos prometidos.

El nuevo gobernador, Martínez-Almeida, anunció el lunes que, a partir del 1 de julio de 2019, la ciudad dejará de aplicar la política de "Madrid Central", a pesar de que las emisiones de dióxido de nitrógeno se han reducido un 32% desde su introducción.¹

La decisión ha dejado a muchos residentes frustrados, creyendo que no se escucha realmente a la mayoría, y preocupados porque la fragmentación política entre los cinco principales partidos políticos está haciendo que las cuestiones medioambientales pierdan prioridad.

En un esfuerzo por proteger la política de "Madrid Central", miles de personas se reunieron para protestar, a pesar de las altas temperaturas de ese día. Los manifestantes llevaban máscaras contra la contaminación pintadas con calaveras, y exhibían pancartas con frases como "Menos coches, mejor aire" y "El nuevo ayuntamiento perjudica gravemente tu salud".²

El equipo del ayuntamiento se reserva la posibilidad de auditar el sistema y enmendarlo a finales de septiembre de 2019.