La mayoría de las aspiradoras, independientemente de su antigüedad o precio, son una fuente importante de partículas ultrafinas peligrosas y también contribuyen a propagar bacterias tóxicas, según un nuevo estudio. El estudio parece indicar que un purificador de aire de alta eficiencia que sea eficaz contra las diminutas partículas ultrafinas es quizá la única línea de defensa contra los efectos de la aspiración en la calidad del aire interior. Y es que, según el estudio, las aspiradoras contribuyen a los problemas de calidad del aire interior no sólo al generar contaminación por partículas, sino también al propagar bacterias.

El estudio fue realizado por investigadores de la Universidad Tecnológica de Queensland, en Brisbane (Australia). Los resultados fueron publicados por primera vez por la American Chemical Society a finales del año pasado. El equipo de investigación estaba formado por la profesora Lidia Morawska, coautora del libro "Indoor Environment: Airborne Particles and Dust". Sus investigaciones se han centrado en diversos temas relacionados con la calidad del aire, como los efectos de las impresoras láser en la calidad del aire interior.

En el estudio sobre aspiradoras se examinaron más de 20 aspiradoras de 11 fabricantes, desde nuevas hasta de 22 años de antigüedad y con precios que oscilaban entre 100 y casi 800 dólares. El estudio detectó una gran variabilidad en las emisiones de las 21 aspiradoras. Al final, el estudio concluyó que los niveles de emisiones no se atribuían directamente al precio, la antigüedad u otros factores.

Tal vez lo más preocupante sea que los investigadores descubrieron que todas las aspiradoras analizadas emitían una amplia gama de partículas ultrafinas, las más pequeñas y dañinas de la contaminación atmosférica. Las partículas ultrafinas, definidas como aquellas con un diámetro inferior a 0,1 micras, suelen representar alrededor del 90% de todos los contaminantes del aire. Estas minúsculas partículas son lo bastante pequeñas para ser inhaladas y absorbidas directamente por el torrente sanguíneo, y provocan un aumento de las alergias y el asma, infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares e incluso cáncer.

El estudio observó que muchas aspiradoras no sólo redistribuyen las partículas ultrafinas que se han depositado en las superficies, sino que generan niveles sustanciales de partículas ultrafinas adicionales por sí mismas como resultado del uso de motores con escobillas de carbón. Estudios anteriores han demostrado que los motores de las aspiradoras generan partículas ultrafinas que contienen cobre y carbono. Las partículas ultrafinas de carbono pueden irritar las alergias y las partículas ultrafinas de carbono pueden ser tóxicas, señalaron los investigadores.

Por otra parte, el estudio descubrió que las aspiradoras también pueden ser una fuente problemática de emisión de bacterias. Las bolsas de polvo de las aspiradoras pueden atrapar y retener bacterias vivas hasta dos meses, señalaron. Las emisiones de las aspiradoras incluyen la salmonela y otras bacterias que "tienen potencial para propagar aerosoles infecciosos o sensibilizantes", concluyeron.