Su peso y la contaminación atmosférica

Una de las declaraciones anuales más populares es la de llevar un estilo de vida más saludable, sobre todo alcanzando o manteniendo un peso más sano. Alcanzar ese objetivo suele requerir aumentar el ejercicio y mejorar los hábitos alimentarios. Pero los baches acechan en el camino hacia el éxito, y algunos están más ocultos que otros.

Uno de ellos es la contaminación atmosférica. La ciencia ha establecido una estrecha relación entre la contaminación atmosférica y la obesidad. Respirar aire insalubre puede interferir en la pérdida de peso o favorecer activamente su aumento.

La contaminación atmosférica afecta al ejercicio

La repercusión más evidente de la contaminación atmosférica en un estilo de vida saludable es el ejercicio, y la falta de ejercicio, debido a las consecuencias negativas que los contaminantes pueden tener en el organismo.

La contaminación atmosférica puede causar una serie de problemas a corto plazo a la hora de hacer ejercicio, entre ellos

  • interferencia con la oxigenación
  • dificultad para respirar
  • tos
  • dolor de garganta

Los síntomas pueden intensificarse con el ejercicio, ya que la frecuencia respiratoria normal de un adulto es de 12-20 respiraciones por minuto.1 puede aumentar hasta 40-60 respiraciones por minuto.2 Así pues, en zonas con altos niveles de contaminación, no es de extrañar que los residentes lleven un estilo de vida más sedentario.

Junto con estos irritantes temporales para la salud, la exposición a largo plazo a los contaminantes puede provocar enfermedades cardiacas y respiratorias crónicas y muerte prematura.

El aire interior puede estar incluso más contaminado que el aire exterior de su casa o lugar de trabajo.

Y no sólo es preocupante hacer ejercicio al aire libre. El aire interior puede estar incluso más contaminado que el aire del exterior de su casa o lugar de trabajo.3

Contaminación del aire y obesidad

Además de los efectos nocivos de los contaminantes en el corazón y los pulmones, los contaminantes diminutos del aire como PM2,5 (partículas con un diámetro igual o inferior a 2,5 micras) e incluso más pequeñas. partículas ultrafinas suponen una grave amenaza para todas las partes del cuerpo. Una vez inhaladas, pueden llegar al torrente sanguíneo y, desde allí, afectar negativamente a otros órganos, como los del aparato digestivo, lo que puede impedir unos hábitos alimentarios saludables.

Un artículo de revisión de 2018 publicado en el International Journal of Obesity examinó la relación entre la contaminación del aire y el estado del peso corporal. Los contaminantes atmosféricos y factores ambientales comunes incluidos en los informes fueron PM, NO2, SO2ozono y el índice general de calidad del aire. Los estudios descubrieron numerosas correlaciones entre la contaminación atmosférica y el aumento del peso corporal.4

Otro vínculo entre la contaminación atmosférica y el aumento de peso se estableció a través de la investigación debido a los datos específicos de que la deficiencia de vitamina D en los seres humanos se ha asociado estrechamente con la obesidad, y los contaminantes atmosféricos se han asociado con la reducción de nuestra capacidad para sintetizar este importante nutriente de la luz solar, la fuente de más del 90% de la vitamina D de un cuerpo.5

Un estudio de 2014 publicado en Environmental Health relacionó la contaminación atmosférica con la inflamación interna que puede alterar las hormonas y la parte del cerebro que gobierna el apetito, lo que puede llevar a comer en exceso.6

Efectos de la contaminación atmosférica en el peso infantil

En 2020, investigadores internacionales descubrieron que estar expuesto de niño a diversos contaminantes de interior, como las partículas y el dióxido de nitrógeno, está relacionado con la obesidad infantil.7

Los resultados de un estudio publicado en Pediatric Obesity en 2017 mostraron que en los primeros seis meses de vida, los bebés que vivían en zonas muy contaminadas superaban el peso de los bebés rodeados de un aire más limpio.8

Los niños nacidos en zonas con altos niveles de contaminantes tenían casi dos veces y media más probabilidades de ser considerados obesos.

La contaminación atmosférica que conduce a la obesidad podría empezar incluso en el útero. Se controló y midió la calidad del aire atmosférico al que un grupo de mujeres estaba expuesto individualmente durante el embarazo, así como la de sus hijos durante los siete primeros años de vida. Los niños nacidos en zonas con altos niveles de contaminantes tenían casi dos veces y media más probabilidades de ser considerados obesos, incluso teniendo en cuenta otros factores como la dieta y los ingresos.9

Conclusión

Para ayudar a disminuir la exposición a los contaminantes atmosféricos y alcanzar el objetivo de un estilo de vida más sano:

  • controla la calidad del aire interior y exterior
  • si la calidad del aire es mala en el interior, se purificador de aire de alta eficiencia puede ser necesario
  • elija un gimnasio que incorpore tecnología de limpieza del aire
  • limite todas las actividades al aire libre, no sólo el ejercicio, cuando la calidad del aire sea mala
  • si es inevitable realizar actividades al aire libre en días con mala calidad del aire, lleve un mascarilla de alta calidad

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