¿Qué es la justicia medioambiental?

Para entender la justicia medioambiental, es útil examinar primero la enjusticia medioambiental. La injusticia ambiental (o desigualdad ambiental) es la distribución desigual de las consecuencias ambientales negativas que recaen sobre determinados grupos demográficos.1

Para entender la justicia medioambiental, primero hay que enjusticia.

La Agencia de Protección Medioambiental (EPA) define la justicia medioambiental como "el trato justo y la participación significativa de todas las personas, independientemente de su raza, color, origen nacional o ingresos, en el desarrollo, aplicación y cumplimiento de las leyes, reglamentos y políticas medioambientales".2

El movimiento por la justicia ambiental (JMA) comenzó como reacción a la ubicación de fuentes de contaminación en zonas de bajos ingresos y "comunidades de color". La rica historia del movimiento por la justicia ambiental se remonta a principios de la década de 1960, cuando los trabajadores agrícolas latinos se organizaron para (entre otras cosas) protegerse de los pesticidas nocivos en los campos de cultivo.3

Desde entonces, los análisis estadísticos y demográficos han demostrado claramente que las zonas de bajos ingresos y las comunidades de color soportan una carga abrumadora de vertederos tóxicos, plantas industriales contaminantes, tráfico excesivo de camiones y trenes y otras fuentes de contaminación. El movimiento por la justicia medioambiental ha intentado remediar esta injusticia mediante la acción organizada. Algunos de los primeros momentos clave son:

  • 1967 Houston, Texas: Estudiantes afroamericanos salieron a la calle para oponerse a un vertedero de basura municipal en su comunidad que se había cobrado la vida de dos niños.4
  • 1968 West Harlem, Nueva York: Los residentes luchan sin éxito contra la instalación de una planta de tratamiento de aguas residuales en su comunidad.
  • 1982 Condado de Warren, Carolina del Norte: Este condado pobre y abrumadoramente negro se convirtió en el centro de la atención nacional cuando los residentes se movilizaron contra la decisión del estado de verter 6.000 camiones de tierra impregnada de PCB (policlorobifenilos) tóxicos en un vertedero cercano a zonas residenciales. Siguieron seis semanas de marchas y protestas callejeras no violentas, y más de 500 personas fueron detenidas. La batalla se perdió, pero la atención mediática inspiró a otros que sufrieron injusticias similares.5

La sentada de 1982 en el condado de Warren llevó a la Oficina General de Contabilidad de EE.UU. a realizar el estudio de 1983 titulado "Siting of Hazardous Waste Landfills and Their Correlation with Racial and Economic Status of Surrounding Communities" (Ubicación de vertederos de residuos peligrosos y su correlación con la situación racial y económica de las comunidades circundantes).

Tres de cada cuatro vertederos se encontraban en comunidades cuyos residentes de raza negra representaban al menos el 26% de la población y cuyos ingresos familiares estaban por debajo del nivel de pobreza.

El estudio reveló que tres de cada cuatro vertederos de residuos peligrosos se encontraban en comunidades con residentes de raza negra que representaban al menos el 26% de la población y cuyos ingresos familiares se situaban por debajo del nivel de pobreza.6

"Residuos tóxicos en Estados Unidos" dinamiza el movimiento

En 1987 se publicó el primer estudio nacional estadounidense sobre raza, clase social y medio ambiente, titulado "Residuos tóxicos en Estados Unidos". Este estudio galvanizó el creciente movimiento de justicia medioambiental, señalando que:

  • La situación socioeconómica de los residentes desempeña un papel importante en la ubicación de los vertederos de residuos peligrosos, pero no es el factor principal.
  • La raza de los residentes es el factor más importante. a la hora de determinar dónde se ubicaban las instalaciones de residuos tóxicos en EE.UU.
  • El emplazamiento de estas instalaciones en comunidades de color fue el resultado intencionado de las políticas locales, estatales y federales de uso del suelo.
  • Estadísticamente, se determinó con un 99,99% de confianza que el patrón de emplazamiento de instalaciones de residuos peligrosos en comunidades minoritarias es intencionado.7
Se determinó con confianza que el patrón de emplazamiento de instalaciones tóxicas en comunidades minoritarias es intencionado.

¿Qué se entiende por "racismo medioambiental"?

El racismo medioambiental se refiere al hecho de que, controlando todos los demás factores, la raza es el determinante más importante de quién soporta la carga de la contaminación de la sociedad.

Un notable estudio realizado en Estados Unidos reveló que las personas de color están expuestas a un 38% más de dióxido de nitrógeno al aire libre (producido por los tubos de escape de los vehículos y las centrales eléctricas) que los blancos. El estudio, publicado en 2014, analizó las diferencias en la exposición a la contaminación en función de múltiples categorías, como la raza, los ingresos y la educación. Aunque los ingresos influyen, no son tan importantes como muchos suponen.8

Los blancos con ingresos bajos están menos expuestos a la contaminación que incluso los negros, asiáticos e hispanos con ingresos más altos.

Tanto la raza como los ingresos son importantes, pero la raza lo es más que los ingresos", afirma Julian Marshall, profesor de ingeniería medioambiental de la Universidad de Minnesota. "Y ése es un punto realmente importante, porque cuando empiezas a hablar de diferencias por raza la gente dice: 'Ah, eso son sólo los ingresos'".9 El estudio también revela que, en las grandes zonas urbanas, los blancos con rentas bajas están expuestos a menos contaminación que incluso los negros, asiáticos e hispanos con rentas más altas.

"Tanto la raza como la renta importan, pero la raza importa más".
- Julian Marshall, Universidad de Minnesota

En todo el mundo, los miembros de grupos minoritarios soportan una mayor carga de los problemas de salud derivados de una mayor exposición a los residuos y la contaminación. Esto puede ocurrir debido a condiciones de trabajo inseguras o insalubres donde no existen normas (o no se aplican) para los trabajadores pobres, o en barrios que están incómodamente cerca de materiales tóxicos.10

Del activismo a la política: Justicia medioambiental por encargo

En 1994, la Orden Ejecutiva 12898 del Presidente Clinton sobre Justicia Medioambiental exigía que todas las agencias federales "hicieran de la consecución de la justicia medioambiental parte de su misión, identificando y abordando, según proceda, los efectos desproporcionadamente altos y adversos para la salud humana o el medio ambiente de sus programas, políticas y actividades en las poblaciones minoritarias y de bajos ingresos".

La justicia ambiental pasó de ser un movimiento reaccionario a un requisito preventivo de planificación política.

Fue la primera acción federal importante en materia de justicia ambiental en EE.UU. La Orden, que marcó un hito, carece de requisitos específicos, pero sirvió para dar legitimidad y atención al movimiento de justicia ambiental. La Orden también inspiró medidas normativas y políticas por parte de los Estados para incluir consideraciones de justicia ambiental en la toma de decisiones.11

Con esta Orden, la justicia ambiental pasó de ser un movimiento reaccionario a un requisito preventivo de la planificación política.

En la actualidad, la Orden Ejecutiva de 1994 sobre Justicia Medioambiental se considera parte del Título VI de la Ley de Derechos Civiles de 1964.

Actualmente, la Orden Ejecutiva de 1994 sobre Justicia Medioambiental se considera parte del Título VI de la Ley de Derechos Civiles de 1964, que prohíbe la discriminación por motivos de raza, color y origen nacional en los programas que reciben ayuda financiera federal. La responsabilidad de velar por la justicia medioambiental recae en la Oficina de Derechos Civiles de la EPA, mientras que el Departamento de Justicia (DOJ) desempeña una función de coordinación. Esto deja la aplicación de la ley en manos de la EPA, que según algunos críticos ha demostrado ser ineficaz para hacer avanzar la justicia medioambiental.12

Una sugerencia interesante para remediar esta situación es replantear el aspecto jurídico de la injusticia ambiental como una cuestión de protección desigual ante la ley. De este modo, la función de abordar jurídicamente la aplicación insuficiente de las leyes medioambientales vigentes pasaría de la EPA al Departamento de Justicia.

Las comunidades podrían dirigirse al Departamento de Justicia y reclamar una protección desigual ante la ley.

Cuando las leyes medioambientales no se aplican correctamente en las zonas donde viven las comunidades minoritarias, esto las pone en peligro. En estos casos, las comunidades minoritarias podrían dirigirse al DoJ federal y hacer que sus quejas se trataran como una protección desigual ante la ley.13 Si Estados Unidos encuentra una vía eficaz para luchar contra el racismo medioambiental, podría servir de modelo para otros países del mundo.

Pensar local y globalmente

El concepto de justicia medioambiental también se está extendiendo a escala mundial. Comunidades de todo el mundo están adoptando la justicia medioambiental a medida que empiezan a comprender su profundo contexto global. Los problemas globales incluyen a las naciones industrializadas que exportan residuos tóxicos a las naciones en desarrollo más pobres. Los pesticidas contaminan los ríos que desembocan en los países vecinos. La contaminación atmosférica de las incineradoras cruza las fronteras y afecta a las comunidades o naciones situadas a sotavento.14

En 1991 se celebró en Washington la Cumbre de Liderazgo Medioambiental para desarrollar y afirmar una serie de principios de aplicación mundial. Afirmaron que todas las personas tienen derecho a no sufrir destrucción ecológica, y pidieron políticas públicas en todo el mundo basadas en el respeto mutuo y la justicia para todas las personas, libres de cualquier forma de discriminación o prejuicio.15

¿Cómo puedo ayudar al movimiento por la justicia medioambiental?

Los grupos comunitarios desempeñan un papel importante en todo el mundo a la hora de liderar el esfuerzo por lograr la justicia medioambiental. Estos grupos identifican los problemas locales y movilizan la acción local. Pero cada individuo también puede influir uniéndose a la lucha contra el racismo medioambiental y trabajando por la justicia medioambiental para todos. He aquí algunas ideas:

  1. Sé un votante informado. Adopta una postura frente al racismo medioambiental investigando las posturas de los candidatos sobre la protección del medio ambiente y apoyando a quienes quieren proteger el medio ambiente para todos, independientemente de su raza o situación económica. Un sitio útil para empezar es usa.gov/voter-research.
  2. Apoya a las organizaciones locales de justicia medioambiental. Considera la posibilidad de ofrecer tu tiempo, tu talento y tu bolsillo para ayudar a grupos comunitarios locales que defienden la justicia medioambiental. Un buen sitio para empezar a buscar es volunteermatch.org.
  3. Mantente al día de los casos de justicia medioambiental. Visita ejatlas.org y entérate de los casos de justicia ambiental que se están produciendo actualmente en cualquier parte del mundo.
  4. Da a los niños la oportunidad de respirar. Otra forma de marcar la diferencia es apoyar la campaña de IQAir Aire limpio para los niños. La mala calidad del aire en las aulas afecta a la salud de los alumnos y puede repercutir en el rendimiento académico y la asistencia media diaria. Clean Air for Kids proporciona filtración de aire a escuelas de zonas desproporcionadamente afectadas por la contaminación atmosférica.
  5. Diga a sus representantes cómo se siente. Los ciudadanos estadounidenses pueden consultar countable.us para saber qué proyectos de ley se están tramitando en la Cámara de Representantes y el Senado. El sitio permite ponerse rápidamente en contacto con sus representantes para decirles lo que piensa de cada proyecto de ley.
  6. Conviértete en parte de la solución. Compre menos, consuma menos y compre con conciencia. Compre productos fabricados de forma responsable y con un mínimo de daño medioambiental, ya sea en Estados Unidos o en cualquier otro lugar. Investiga las políticas de justicia medioambiental y la reputación de las empresas antes de comprar.

La contaminación no discrimina a quién afecta. Sin embargo, las pruebas indican que la carga de nuestra contaminación colectiva se soporta de forma desigual. Cuando se protege a nuestras comunidades más vulnerables, todos nos beneficiamos. Si empezamos por ahí, es posible un futuro más sano para todos.

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